Toda mi vida, me ha fascinado el Señor del cielo y la tierra, el Dios de Israel, y las Escrituras, y cómo estas nos han señalado a un solo hombre: el Mesías Jesucristo. Aún recuerdo la primera vez que mi amigo Tags me mostró un atisbo de Jesús en Génesis, ¡lo cual me sigue asombrando! *¡Lee Génesis 22 y dime qué te parece!* Desde entonces, he buscado incansablemente conocer a Jesús íntimamente. Sus enseñanzas han cautivado mi corazón como el Camino a la Vida Abundante. Su ejemplo de liderazgo servicial me viene a la mente antes de cada decisión egoísta. Su vida y muerte por mis pecados me llenan de lágrimas y de una alegría inexplicable. Incluso después de años de seguirlo, aprendo algo nuevo cada día. Incluso después de muchos fracasos en la búsqueda de su perfección sin pecado, su bondad y misericordia me renuevan cada mañana. Él me proporciona la ayuda que necesito y me trata mejor de lo que merezco. ¡He probado y visto que Él es tan, tan bueno! ¡No puedo imaginar la vida sin Jesús, sin su Espíritu, que me ha llenado de amor, de alegría y de una paz irreemplazable!
La Buena Nueva de Jesucristo ha estado aflorando, y la presión dentro de mí por hablarle al mundo entero sobre Él es tan fuerte que ya no puedo contenerla. Aunque durante los primeros 30 años de mi vida mi fe ha sido principalmente una búsqueda individual e intelectual, en los últimos años he aprendido algo muy importante sobre seguir a Jesús: Las ocasiones en las que más he visto a Dios obrar son cuando tomo acción basada en la fe dentro de una comunidad llena del Espíritu. Santiago, el hermano de Jesús, estaría de acuerdo en que «la fe, si no va acompañada de acciones, está muerta» (Santiago 2). Asimismo, Jesús mismo dice: «Todo el que oye mis palabras y las pone en práctica será como un hombre prudente que edificó su casa sobre la roca» (Mateo 7).
¿Alguna vez te has preguntado: "¿Acaso no hay más en la vida?"? ¿Has leído o escuchado las increíbles historias de la Biblia y has sentido que tu vida no se parece en nada a eso? Si te identificas con estos sentimientos, te escribo.
Quiero emprender un camino de fe en acción, ¡transicionando de la mente a la materia! El dicho tradicional es "la mente sobre la materia", lo que sugiere que nuestra mente es más poderosa que la realidad física. Sin embargo, "la mente sobre la materia" implica que el conocimiento del Señor que albergamos en nuestra mente puede, y debe, manifestarse en nuestra realidad física. ¡Tu vida debería ser transformadora, como la de Cristo! Quiero desafiar a mis lectores a ir más allá del mero intelecto y abrazar una fe vivida en el mundo material.
Durante las próximas semanas, exploraremos diversas prácticas espirituales que requieren acción física e intencional. Basándome en experiencias personales, las Escrituras y los ejemplos inspiradores de innumerables cristianos a lo largo de la historia, espero inspirarlos a renovar su compromiso de seguir a Jesús de manera tangible, que es el único camino hacia una vida verdaderamente plena.
Áreas de fe que consideraremos: Soledad, Confesión, Caminata de oración, Ayuno, Cuidando a los pobres, Donación, Arte/Música, Declaración, Servicio, Comunión, Bautismo, Pprofecía, Unción con aceite, Escritura/Diario, Meditación sobre las Escrituras ¡y mucho más!
No dudes en escribirme si te interesan otros aspectos de la fe, tienes preguntas o tienes algún testimonio sobre tu experiencia con las disciplinas espirituales. ¡Me aseguraré de que los incluya en mi blog!
La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros.
Mitch Marmelstein
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