El asombroso logro humano mostrado en el episodio "De la Tierra a la Luna", "Galileo tenía razón", sigue resonando profundamente en mí. Al observar la meticulosa preparación para la misión Apolo 15, no pude evitar considerar sus implicaciones para nuestro rol como líderes ministeriales. ¿Qué verdades perdurables podemos extraer de este viaje a la Luna?
El episodio destaca la dedicación y el arduo trabajo que contribuyeron al éxito de la misión Apolo 15. Observamos a los astronautas enfrentarse al reto de convertirse en geólogos lunares competentes en un período relativamente corto. No se trataba solo de llegar a la Luna; estos hombres tenían que convertirse en expertos en un campo con el que quizá no estuvieran familiarizados inicialmente. Esta transformación fue impulsada por la visión de personas como Jack Schmitt, quien comprendió la importancia de la exploración científica en la Luna. El apoyo de mentores como el profesor Lee Silver y la formación práctica que recibieron en el desierto fueron cruciales para ayudarles a superar estos obstáculos.
Lo particularmente fascinante es cómo esta intensa preparación los moldeó. Tom Hanks, en la introducción, se refiere a ellos como "hombres del Renacimiento", y es fácil entender por qué. No eran solo astronautas; se convirtieron en científicos, observadores y comunicadores, todo combinado. Desarrollaron una profunda pasión por comprender la geología de la Luna, una pasión que surgió de los desafíos que enfrentaron y las oportunidades que aprovecharon. Esto nos recuerda que la verdadera experiencia a menudo surge al superar nuestros límites y abrazar nuevos campos de conocimiento.
Ahora bien, ¿cómo se relaciona esto con nosotros? Consideremos liderar cualquier grupo, ya sea una comunidad o una congregación. La misión Apolo 15 ilustra el poder de una visión compartida, un entrenamiento riguroso y la importancia de los mentores. Así como los astronautas necesitaban un objetivo claro y la preparación adecuada, nosotros también necesitamos inspirar a otros. Implica crear un entorno donde las personas puedan crecer, aprender y apasionarse por un propósito común.
Aprecio que Lee Silver no solo enseñara sobre rocas, ¡sino que les enseñara a pensar! No se limitó a dar respuestas, ¡sino que planteó preguntas! Creo que, como líderes, es fácil hacer todo por las personas a las que guiamos y microgestionar. Sin embargo, aprendemos de la tripulación del Apolo 15 que, si no hubieran aprendido a tomar decisiones instantáneas y a pensar con independencia bajo presión, tal vez nunca se les habría ocurrido demostrarle a Galileo que estaba en lo cierto al dejar caer la roca y la pluma simultáneamente en el vacío lunar. Ambos objetos impactaron contra el suelo al mismo tiempo, sin resistencia del aire, lo que demuestra que todos los objetos aceleran a la misma velocidad debido a la gravedad, independientemente de su masa.
Debemos estar dispuestos a dejar espacio para el fracaso, porque dentro de ese margen de fracaso también se encuentra el potencial para el crecimiento y nuevos descubrimientos acerca de las capacidades de nuestros estudiantes.
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